Banda sonora de 1.982, música de John Williams
Spielberg solía decir: “Yo hacía despegar las bicicletas de ET” -dice- “pero era la música de John Williams la que las mantenía en el aire”.
Cuenta John Williams: “Esa parte final que comienza con la persecución de las bicicletas tiene
unos 15 minutos de música muy complicada que varía bastante tratando de
encajar con todos los puntos de sincronización con la acción de la
película. Tuve muchas dificultades al grabar esta parte con la orquesta.
Lograba, por ejemplo, acertar con las cinco primeras entradas pero
fallaba en las dos siguientes. Y recuerdo que Spielberg me dijo: `Voy a
quitar la película de la pantalla para que puedas tocar con la orquesta
de manera natural y luego adaptaré la película a la mejor versión
musical que salga’. Fue algo insólito” En efecto, normalmente es al revés, es la música la que se adapta a las
imágenes, pero en este caso Spielberg admiraba tanto la composición que
había hecho Williams que decidió volver a montar toda la parte final
para que armonizara con la banda sonora.
“E.T.” es probablemente una de las películas más personales e intimas de
Spielberg, de ahí que su famosa secuencia de bicis voladoras se
convirtiese en el símbolo de su productora Amblin. En ella, el cineasta
supo adaptarse a las necesidades de la historia. Realizó un rodaje
cronológico para que los jovenes actores también fuesen quedando
atrapados por la historia y consiguió que las emociones de su final
fuesen reales. Rodó toda la película con la cámara baja, como si lo
estuviésemos viendo desde la altura real de los ojos de un niño, y
decidió que no se viese el rostro de absolutamente ningún adulto
(excepto el de la madre de Elliot agachándose a hablar con ellos) hasta
que se produce el asalto de su casa por los federales, pasado ya el
ecuador de la película. El director trata todos los elementos de la
historia de la mejor manera posible para crear una película increíble, y
entre ellos, la música de John Williams.
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