Aún transcurría por los 33 años cuando decidí jugar con un sueño. Resonaban en
la memoria unas privilegiadas clases de solfeo junto a mi hermana y de la mano
de mi padre, fusas...semifusas...garrapateas...silencios...corcheas... y la
vida detuvo la música, para leer un prolongado silencio con calderón.
Negarse a retomar un aprendizaje en base a que ya pasó el tiempo, hubiese sido
desacertado, pues el momento apropiado para adquirir conocimientos siempre es
"ahora".
Es obvio que con el piano, en la edad adulta se me iban a presentar unos obstáculos añadidos, la coordinación de las manos no iba a ser la misma que a una edad temprana, sin embargo como contrapartida, a nuestra edad se puede mirar la música desde otra perspectiva, comprendiendo, sintiendo y disfrutando cada una de las piezas que llegamos a interpretar.
La ayuda de un profesor es fundamental, tanto como la varita para un mago, ha
de ser alguien especial, que conecte con nosotros y nos pueda transmitir la
belleza de la música desde el conocimiento.
Pero nada de esto hubiese podido ser sin la importante colaboración de las
personas que nos apoyan en nuestra cotidianidad, a ellas, toda mi gratitud, así
como a cada una de las que he ido conociendo a través de esta afición, que
hasta el momento únicamente me ha regalado gratos momentos.
Desde estas líneas, animo a todos los que sienten la música de una forma
especial y por diversas razones aún no han encontrado el nexo con este mágico
instrumento que es el piano, a comenzar una aventura repleta de magia, donde
las monocromáticas 88 teclas nos pueden regalar el más bello arcoiris de
sonidos.
Yo no interpreto la música, menos aún soy capaz de crearla. Pero agradezco tener una memoria que me ha permitido atesorar melodías desde muy temprana edad. Muchas.
ResponderEliminarPuedes sonreír, pero en una cierta discusión sobre el concepto de Infinito yo sostuve que era muy fácil de asimilar. Bastaría con intentar determinar el número de piezas musicales que pueden crearse -sin discutir el lado estético- cambiando una sola nota por vez. Y una vez agotados todos los cambios posibles, agregamos una nueva nota y recomenzamos las combinaciones. Así que si al principio fue la música, lo será también por la eternidad...
Empecé a los 61 años a tomar clases de lenguaje musical y con teclado Yamaha de gama baja practique partituras sencillas como autumn leaaves, logrando pic a poco el sueño de tocar. Es una experiencia maravillosa con múltiples sensaciones gratificantes. Saludos desde Neiva.
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